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Obama te escucha

Que nos intervengan las comunicaciones puede ser por algo más que por seguridad

Lanatta

Publicado: 2013-10-28


Tomas la llamada desde el móvil mientras caminas por cualquier ciudad, o simplemente revisas ese email que acaba de llegar en la Tablet, quizás despreocupadamente le das un “Me gusta” a la foto que se hizo aquella pareja de amigos en su reciente viaje por Cuzco o Tokio, y les escribes una línea “qué lindo sitio!”. Da igual a miles de kilómetros de distancia una computadora de la NSA con capacidad de análisis a muchísimos petaflops por segundo decide que en algunos nanosegundos luego de evaluar el texto, o de escuchar toda la conversación telefónica si merece ser enviado a que un analista de bajo rango la vuelva a revisar.

Estas semanas nos hemos venido enterando gracias a las develaciones efectuadas por el ex analista disidente de la NSA Edward Snowden, que todos los líderes mundiales tenían todas sus comunicaciones “monitoreadas” por no decirles intervenidas. El problema está en que la NSA no sólo se ha zurrado en sus aliados, y en todas las agencias que con ellos comparten información, si no que ha pasado olímpicamente por encima de todos los gobiernos y las leyes que ello implica.

Está muy claro que el papel de Big Brother que ha venido haciendo EEUU luego de la caída del muro de Berlín y del fin de la Guerra Fría, ha implicado caída de regímenes no del todo santos como Noriega en Panamá, o su papel hoy cuestionado en el conflicto del Golfo Pérsico, y posterior caída del régimen de Saddam Hussein –que había sido su claro aliado una década atrás en el conflicto regional que enfrentó a Iraquíes e Iraníes.

Pero este juego en el que se ve envuelto el mundo entero está dado porque los hoy afectadísimos aliados del Tío Sam se han acostumbrado a bajar la cabeza ante sus disposiciones. Recordemos no más que cuando EEUU decide atacar e invadir Irak y los franceses se negaron, simplemente hicieron escarnio de ellos, y hace muy pocas semanas cuando ya estaban con todo listo y preparado para atacar Siria por unas supuestas armas químicas que ellos mismos habían dotado a los insurgentes, como los ingleses sus aliados de toda la vida no hicieron eco, y hasta el Papa puso el grito en el cielo, tuvieron que retroceder.

Hoy esos mismos aliados como España y Alemania, hoy descubren que sus jefes de gobierno han sido escuchados de forma permanente, y ello a pesar de que como se comprenderá, sus comunicaciones vienen a estar siempre encriptadas y manejadas con altos estándares de seguridad. Y ya ni decir de China, que por lo visto –y a pesar de que los japoneses mucho cariño no les tienen- el gobierno nipón decidió no facilitarle el acceso a la NSA para intervenir las comunicaciones chinas pues tienen una ley bastante concluyente al respecto –claro España y Alemania también la tienen, sin embargo, los pasaron por encima sin el menor problema.

A nivel de Sudamérica quien ha mostrado su más alta indignación ha sido Brasil, quizás por ser miembro del G8 y codearse en las altas esferas globales, pero no es precisamente Brasil un problema para el Tío Sam. Quizás sí es una oportunidad para sus intereses en petróleo, gas y telecomunicaciones, pero por mucha indignación las relaciones se mantienen igual de fluídas. Y lo mismo pasa con Europa, a pesar que las escuchas tanto a germanos como españoles han sido descubiertas. De hecho según la edición de El Mundo el periodista Glenn Greenwald puso una cifra alarmante que entre enero de 2012 y enero de 2013 se hicieron un promedio de 60 millones de intervenciones tanto de llamadas, sms, emaies, navegaciones por internet o redes sociales, solamente en España.

¿Cuál ha sido la reacción de los aliados intervenidos? Claro expresarle a los embajadores o por teléfono al mismísimo Obama su más “severa preocupación”. ¡Eso es ser diplomático! Y claro, tanto los embajadores como Obama, dijeron que irían a investigar y han declarado sentirse “soprendidos”. ¡Vamos!

No es que algo hoy por hoy se pueda sorprender del manejo de la política internacional de los EEUU. Es la típica demostración del dueño de la pelota, ellos deciden con quién juegan, cómo y dónde. No importan las leyes, sus leyes son supranacionales, no importa que seas un aliado, un amigo o un vecino, cualquier ley está por debajo de sus intereses de seguridad nacional. Y Europa parece simplemente un amigo ignorado, sigue sentada Merkel, oye Rajoy no jodas!

Conociendo un poco a fondo el caso español, su código penal protege al máximo nivel el derecho a la intimidad y privacidad de las comunicaciones, hecho que según parece la NSA no respetó. Ahora bien, ¿quién enjuiciará o llevará a los tribunales a la NSA en España? ¿Garzón? Es decir, los americanos protegen y les otorgan todas las seguridades a sus agencias de seguridad, y está más que claro que ni siquiera darán unas disculpas por ello, por ser parte simple de un programa –como tantos- de seguridad. Luego nos encajarán algún chivo expiatorio, nunca un general, siempre algún civil que quizás comparezca ante algún comité de seguridad del senado norteamericano y claro nadie más que ese grupo pueda escuchar lo que tenga que decir. Finalmente, el congreso avalará la política de la NSA y colorín colorado, tu teléfono seguirá pinchado.

La crisis económica del año 29 del siglo pasado llevó al surgimiento de regímenes fascistas –Alemania, Italia y Japón- que estaban desesperadas por sus altas tasas de desocupación. Esos mismos países precisaban nuevos territorios para extraer recursos naturales y generar, por lo tanto, nuevos puestos de trabajo e ingresos. Ante la guerra civil española italianos y alemanes instauran un régimen fascista en España que sirvió a su vez de campo de prueba y entrenamiento para la fuerza aérea alemana. Esto ya pasó hace casi un siglo, mismas reglas de juego, sólo que con diferentes jugadores, las ideologías habrán variado, sin embargo, estoy convencido que los intereses no. No quiero sonar mesiánico, pero por la plata baila el mono, por el oro dueño y todo.

Lanatta.


Escrito por

Gianfranco Lanatta

Cirujano, escritor, comunicador y crítico. Disfruto escribir, tanto como tratar a un paciente. Vivo en Madrid, y a veces por Lima.


Publicado en

hablalanatta

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