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Charlie y la libertad

...soy un enemigo de los extremistas, de los que “valientemente” enfundan armas y disparan por la espalda a desarmados, de los que dinamitan comercios, trenes o aviones por una causa “santa” o por una “guerra popular”.

Lanatta

Publicado: 2015-01-08

La primera vez que recibí un ejemplar de Charlie Hebdo me lo presentaba un amigo extremadamente católico que quería iniciar una cruzada desde la Complutense hasta París por haber puesto en su portada al -en ese momento- renunciante Monseñor Ratzinger –alias Papa Benedicto XVI- con una rata en la bragueta que rezaba “un lunar del Vaticano…me cambia el coro de los niños” –en alusión a los tremendos escándalos que se destapaban de pederastia en la Iglesia católica y que hacían suponer que incomodaron tanto al saliente cardenal alemán. A mí me pareció gracioso, y cuando investigué un poco sobre la publicación –que sinceramente se parecía mucho en irreverencia a El Jueves en España- encontré un paraíso francés de humor, sátira y crítica. Revisé sus portadas, y de hecho hasta me zambullí en la Biblioteca Central buscando algunos ejemplares, y no sólo los conseguí sino que en base a la generosa libertad democrática me di con la sorpresa de la suscripción a través del intranet de la universidad, es decir, sin pagar un solo euro, accedí a todos los ejemplares disponibles en su website desde el proxy de la biblioteca. En esas portadas aparecían críticas a la política francesa, a los gobiernos extranjeros, a las religiones, quizás en un tono ácido, pero la libertad no es acaso aquella capacidad humana de expresión ilimitada? 

Quizás a algunos extremistas de derecha, izquierda, centro, católicos, cristianos, judíos, musulmanes y demás les habrá parecido que tal o cual portada era un atrevimiento, una ofensa, etc. La libertad y la democracia nos lo permiten, y si existe alguien afectado en su imagen pública, tiene todas las herramientas que la ley permite y que la constitución garantiza. Eso es democracia y libertad. Supongo que Monseñor Ratzinger no le dio la menor importancia, ni tampoco Sarkozy, Obama, Jesucristo o Mahoma –dudo que estos dos últimos fueran a enjuiciar a alguien, o alguno de sus representantes.

Siempre me viene aquello que decían en el colegio sobre libertad y libertinaje, pero entendamos algo, el libertinaje era en los 60’s usar mini falda y no sujetador, en los 80’s era usar pendientes y sombras en los ojos por parte de los hombres, y en el 2000 era tatuarse hasta la frente. Hoy, no sé qué es libertinaje, pero sí libertad, y la verdad la valoro mucho. Quizás por ello me llamo un liberal, un convencido que el ser humano debe vivir siempre en libertad, claro respetando los derechos de los demás, y sosteniendo los deberes hacia el estado –hice bien mi tarea eh!- pero sólo eso, cualquier imposición coarta la libertad, y cualquier fanatismo atropella los derechos.

El fanatismo es malo, es un insulto a la conciencia y género humano. El fanatismo ha traído millones de muertos desde hace muchos siglos. El fanatismo quiebra familias, provincias y países. Reitero soy un católico convicto y confeso a pesar que me digan pasado de moda, arcaico o derechista. No me importa, pero ninguna religión ordena matar, ni el Corán, ni Alá. En todo este tiempo me he comportado como un severo defensor de la liberación de Palestina, soy amigo de musulmanes de todos los orígenes, y también de judíos y hasta de los marcianos. Pero sí soy un enemigo de los extremistas, de los que “valientemente” enfundan armas y disparan por la espalda a desarmados, de los que dinamitan comercios, trenes o aviones por una causa “santa” o por una “guerra popular”. Aquellos que siembran terror y zozobra en personas inocentes, que hacen que los niños dejen de ir a los colegios, por el temor a algún atentado, que hacen que las personas de a pie deban usar máscaras antigas o chalecos antibalas, no son unos revolucionarios, no son héroes, no se inmolan, no libran una batalla, ni justa, ni santa, ni revolucionaria.  

Ver lo ocurrido ayer por la mañana en la redacción de Charlie Hebdo da lugar a que los otros extremistas fanáticos ultranacionalistas, piensen que hay que crear guetos, cerrar fronteras, recortar libertades y derechos, usurpar identidades, y repoblar cárceles sólo por ser de un color de piel, o por profesar tal o cual religión, xenofobia la temida palabra con X que costó tanto al mundo y en especial a Europa. Pero –y esto no lo digo como justificación- lo hacen como una forma de proteger sus países de esta demencia. En las imágenes trasmitidas por la TF1 ver la ejecución de un pobre policía, para segundos después recoger un zapato antes de huir, nos revela el verdadero valor de la vida humana para estos infelices, y ojo, no es que sean inmigrantes, son franceses, europeos continentales, que han tenido educación de acuerdo a las normas de esta hoy tan dañada UE.

Hoy escuchaba que algunos pro islamistas decían que gran parte de la “culpa” la tiene occidente por inmiscuirse en asuntos propios de oriente, quizás en cierto sentido tengan razón, para qué hostias Europa manda tropas que generan semejantes gastos de presupuesto y logística a intervenir una guerra civil entre aldeas? Acaso dejaría el Reino Unido que Qatar ponga tropas en Irlanda? Es verdad que Europa y EEUU sólo custodian las naciones con posibilidades petroleras en busca de salvaguardar sus intereses o de sus aliados?

Pero da igual, ya es una guerra declarada, ya no hay marcha atrás. Ya la violencia ha sido desatada, así pues los odios son más y más alimentados, los temores más y más fundados, el terror comienza a escalar entre todos, siempre habrá un vendedor de armas dispuesto a proveernos, ya sea de seguridad, ya sea de defensa, sea cual fuere su giro, da igual, habrá mucha mayor cantidad de armas, y por lo tanto de muertos. Antes –y hablo de hace unos 20 siglos- las justas eran uno contra uno con una espada y un escudo, los ejércitos se enfrentaban cara a cara. La tecnología de la guerra ensombrece al planeta, y nos la venden con un oso Teddy montado en un misil, o un fusil con una pegatina de cara feliz. Los muertos tuyos son también los míos, las vidas humanas créanme son todas iguales.

Lanatta.


Escrito por

Gianfranco Lanatta

Cirujano, escritor, comunicador y crítico. Disfruto escribir, tanto como tratar a un paciente. Vivo en Madrid, y a veces por Lima.


Publicado en

hablalanatta

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