#ElPerúQueQueremos

Estar en pareja

Cuando compro comida para llevar siempre exijo sean rápidos –acaso no es esa la lógica de la “comida rápida”?

Lanatta

Publicado: 2015-01-19

Este fin de semana, estuve haciendo un resumen de aquellas cosas que me gustaban hacer en pareja, y también las que no. Ojo señora, no es que me esté retractando, ni mucho menos, me permitió hacer este modesto resumen de las cosas que extraño o no de estar en pareja. 

No extraño:

Ir de compras

Ir de compras para mí es algo sencillo, es por ejemplo si voy al supermercado, coger el carrito e ir por aquellas cosas que sé que necesitaré –frutas, verduras, carnes, leche, etc. A la góndola de golosinas, ni me acerco, no la miro, estamos peleados, nos ignoramos el uno del otro, es sencillo, no compraré golosinas, mucho menos snacks o comida chatarra, no pienso comer una tonta bolsa de papas fritas y necesitar quemar 2000 calorías más en mi rutina del día siguiente. No paso tampoco por la zona de quesos, amo los quesos artesanales –que los industriales me inducen a ir corriendo al señor Roca más cercano para defecar el alma- y decididamente si necesito comprar quesos artesanales voy al sitio indicado que no está en el supermercado. Si voy a comprarme un par de zapatos probablemente tenga muy en claro qué es lo que compraré, a lo mucho miraré una segunda tienda para comparar calidades y precios, no me tomo ni 20 minutos en hacerlo, no me hace ilusión tener a los dependientes sudando la gota gorda para ver si es o no de mi elección. De hecho, hoy por hoy, las tiendas en línea me hacen muy feliz la vida, no necesito en muchos de los casos más que hacer unos clicks con mi talla, modelo y color, santas pascuas. En lo que es ropa, soy tan sencillo que manejo un estilo determinado en camisetas, pantalones, bermudas, etc. Soy sincero si digo que, uso traje como máximo 10 veces al año –incluyendo defunciones, matrimonios, bautizos, eventos VIP, etc.- por lo tanto, aquello de tener que comprarme siempre una camisa distinta o corbatas, tampoco es lo mío, yo soy el clásico terno negro, camisa blanca y corbata negra, con zapatos negros y si cabe lentes negros –muy a aquel desaparecido Caiga quien caiga de Pergolini. Más compras? Pues si necesito un artefacto es probable que ya sepa cuál es el que compraré y para eso ayudan –créame- los catálogos. Cuando compro comida para llevar siempre exijo sean rápidos –acaso no es esa la lógica de la “comida rápida”?

Cambios de ánimo

Entendamos algo, yo soy bastante lineal en mis gustos, formas de ver, costumbres, etc. Es verdad, el tráfico me hace imposible disfrutar el conducir, y mucho más en esta Lima que vive en una permanente hora punta, y claro, yo por muy liberal que soy, opinaría que el carnet de conducir se lo deberían de dar a personas con cuando menos secundaria completa, y un par de evaluaciones psiquiátricas y fisiológicas –y no sólo psicológicas y médicas. Salvo ello, mi humor es lineal, me suelo cagar de risa de todo, es verdad, dentro de la consulta soy el tipo más serio cuando necesito serlo, pero si puedo sigo cagándome de risa de todo. Soy un alamierdista consumado lo he dicho mil veces, no me hago ni de problemas, ni tampoco de dolores propios o ajenos. A lo mucho, cuando una persona que conozco la pasa mal, le daré mis condolencias –que sigo diciendo es una demostración más de farsa e hipocresía- pero eso sí, cuando pueda ayudar en algo, lo haré. El dolor de los demás no suele afectarme, las desgracias ajenas son para mí exactamente ello, ajenas. No es que sea insensible, es que cada uno tiene sus líos y problemas, nadie carga con bulto ajeno. No me deprimo por eso, vivo exactamente tan enjabonado –iría a decir aceitado pero parecería que vengo lubricado y vamos, no es lo mío- que así cómo me enteré rápidamente lo olvidé. No me alegro de la desdicha ajena, así se trate de mi peor enemig@. A veces, es verdad que me han dicho que parezco drogado por buscar hacer la broma fácil, pero no reniego de nada, ni por nada, a lo mucho después de algún momento desagradable entenderé que aquella persona generadora de tan mal momento, lo hace por un problema interno, que no se le puede exigir más, que ello debería apenarle, pero tampoco soy quien para hacérselo saber, siempre habrá una solución. He dejado de meterle piñas a quien encare. Ello me ha librado de un montón de problemas, el primero es que puedo salir muerto –que hay muchos valentones que en vez de ir al cuerpo a cuerpo desenfundan un arma de fuego- y dos que evito meterme en el lío de mandar a alguien al hospital o al cementerio. Es mejor saber dejar que las personas se ahoguen en su propio estiércol.

La tele

Tengo un televisor de 40 pulgadas, OLED con conexión a internet, cuádruple procesador, sistema Android, disco duro, 4 entradas HDMI, 2 USB, etc. A dicho aparatejo –que lo albergo en mi habitación- lo tengo conectado al receptor satelital que me brinda canales tan variados como todos los canales árabes, sudamericanos, la mitad de Europa, algunos norteamericanos y unos pocos asiáticos. Son 1097 canales que tengo, comprenderán que no los veo todos, de hecho, a veces sólo pongo el canal 24 para enterarme de las noticias, eso sí veo las peleas, las carreras y los partidos de futbol que me pegue la gana –y cuando quiero hacerlo. A esa misma tele le añadí una computadora i7 cuarta generación tipo desktop para tener una mejor experiencia multimedia –entiéndase ver porno por internet-, y claro la Playstation cuando quiero volver a mi ludopatía. Eso es mío, no está para ver MTV, ni tampoco para ver canales locales. No me interesa Gran Hermano o cualquier otro reality. De hecho si no fuera por el tema de los deportes o ese morbo por las noticias –y claro el porno- no me interesaría mucho la televisión. A veces la tengo apagada tantos días que necesita hacer una actualización vía internet.

Añadiría que no extraño tampoco aquella incontable toma de cuentas, sobre mi tiempo, dinero, viajes, etc. Soy quien hace lo que le da gana, y qué extraño de estar en pareja[? Sinceramente nada.

Lanatta.


Escrito por

Gianfranco Lanatta

Cirujano, escritor, comunicador y crítico. Disfruto escribir, tanto como tratar a un paciente. Vivo en Madrid, y a veces por Lima.


Publicado en

hablalanatta

Si te molesta que sea sea crudo, lo siento.