A ver querida, te lo diré una sola vez más, casi de forma insistente, casi como para bruto. No, no escribo cuentos, no soy tampoco el narrador de cuentos, no hago cuentos, sólo historias, que pueden o no ser ciertas, que pueden tener tiempos pasados, o quizás hable del futuro, es que eso no lo sabrás nunca. De ello me encargo únicamente yo.

No escribo para conquistar, no escribo para caer bien, a veces prefiero quedarme callado y no escribir. Escribo más en verano que en invierno, claro dependiendo de en qué hemisferio te encuentres tampoco lo entenderás. Soy demasiado global, a veces funciono en base a Europa y "el invierno se acerca", o se me prende la chispa tropical y me deleito en Sudacamérica. Es verdad soy demasiado ácido, cuidado te indigestes conmigo, mejor no me comas, ni siquiera me mastiques, simplemente pásame la lengua y ya tú verás lo que harás después. Desterré de mi vida los malos sentimientos, ya me olvidé a quién odié, pero sí es verdad, llegó un momento en que odié mucho. Hoy ya siento que aquello de odiar, es perder demasiado mi buen tiempo de vivir y disfrutar, quedarme en aquel resentimiento, en el dolor o en el odio, me aburre, me quita tiempo, me da pereza, soy muy perezoso como para usar mi tiempo en algo o alguien sin valor, mejor no pasar cerca a un basurero para no oler la mierda, cierto?

Hoy me dí cuenta que quiero quedar con una panza tan plana que necesito tomarme más tiempo bajándola, y ello implica despedirme de aquellas viejas amantes como eran las tartas, los postres y las golosinas. Decidí que no llegaré a los 40 pareciendo de 40, lo sé faltan todavía muchísimos meses, de hecho más de un año, pero quiero despertar todos los siguientes días de mi vida viéndome la polla cuando meo, y no poniéndome un espejo bajo la tripa para encontrármela. Asumí por mucho tiempo que mi mayor vicio eráis vosotras las mujeres, quizás ya tuve hasta una sobredosis, ya no me interesa estar en el plan conquistador, ya no levanto la ceja y pregunto "en lo tuyo o en lo mío?". Pero tampoco implica que deje de follar, eso sí que no, pero ya no con la dependencia con que buscaba un chocolate por la noche o unas magdalenas por la mañana, ya no. Aquello de tener un vicio o una dependencia me vuelve tonto -incluyendo el azúcar.

Me divierte cuando converso con gente distinta de tantos lados que al final llegue con ellos a un lugar común, me ha pasado con un nuevo amigo que es tan trotamundos como yo, con quien en un momento determinado momento nos pusimos a discutir si era mejor el jamón serrano o el ibérico. Hoy conocí a una mexicana que no resultaba solamente sexy sino temerariamente inteligente, ambos llegamos a un punto de coquetería que dimos paso a simplemente tocarnos mientras hablábamos, pero no habrá historia, ella se marcha esta misma noche, y sin duda nos wazzapearemos por varias lunas, pero sin historia, ya no volaré hasta Miami por una noche de romance.

Ya entendí que los grandes poetas son los grandes huevones, lo siento si os ofendo, y podéis increparme el ser insensible o antiromántico. Para el mundo hablar de Vallejo o Neruda es hablar de tipos que probablemente les hayan conmovido hasta las lágrimas y me reciten de memoria varios versos de ellos. Pero, sinceramente no hay un poeta que no sea depresivo, que no busque en su dolor algo de arte, y la verdad ni la depresión, ni el dolor me parecen compatibles. Ojo, no justificaré por nada una vida sin problemas o dificultades -que está demás decir que eso es la puta vida-, pero añadirle a ello más drama y tristeza, ni de coña. No voy a vivir sonriente todos los días tampoco, ni con todos los porros del mundo cambiaría el encarar los problemas y luego de superarlos escupir a un costado y preguntar por el siguiente. Nací retando, no creerás que cambiaré en algo, alguna vez dije buscar ser el Puto Amo, y no he cambiado.

Lanatta.