#ElPerúQueQueremos

Mi nena de las colitas

No me culpes, me enamoré de ti cuando las primeras gotas de testosterona circulaban en mi cuerpo

Lanatta

Publicado: 2015-10-07


Sabes algo? Por alguna loca razón, no te saco de mi cabeza por más de 20 años –no seré tan exacto, no nos conviene, que los cálculos y mis canas pueden hacer el resto. Pero soy sincero en decirte que suelo volver a ti, por momentos como un burro en primavera que te violaría hasta las orejas, o simplemente como hoy a evocarte, a imaginarte. Si te das cuenta, esto podría ser la forma más pura de enamoramiento, y claro llegados a este punto, podría en algún tipo de realidad alternativa o dimensión que no conocemos, estar casado contigo –y te aseguro eso sí con tremenda certeza que no habría tenido ni la mitad de los líos en los que me metí, así que de cierta forma te responsabilizo como tercero civilmente responsable por ello.

A pesar que he dado no sé cuántas vueltas por el mundo cruzando el charco varias veces, sintiéndome Tarzán en la jungla de cemento, pero por alguna incomprensible razón, siempre queriendo saber de ti, siempre creyendo que me faltaron varios besos la última vez, y convencido que los cobraré con intereses a la siguiente. Creo que a pesar que eres la nena de las colitas, hubo unos pocos años más que aprendí en enredarme en tu cabello, a morderte la boca, a que la nena de colitas era ya en ese momento mi chica, instintivamente hembra, gloriosamente hermosa.

Y como siempre regreso a ti, esta vez te metiste de nuevo en mis sueños, esta vez te tuve toda una noche completa conmigo, y te vi tanto, que al despertar decidí que necesitaba saber de ti, simplemente porque a pesar de tantos años, nunca dejé de decirte un te quiero, así pudiera estar a miles de kilómetros, o a escasos milímetros de tu piel. No me culpes, me enamoré de ti cuando las primeras gotas de testosterona circulaban en mi cuerpo, no me culpes por haber tenido 12 años, y tímidamente haber acariciado tus senos, no me culpes por regresar a ti a cada instante, y decirte –como siempre- que lamentablemente no te dejaré.

Ya lo sé, no puedo decirme tu amante favorito, mucho menos tu dueño, quizás soy solo el más insistente de tus “ex”. Ahora bien, si te digo la verdad, es que no me importan los títulos. Podría emular al viejo Miguel Bosé y no decirme solo tu amante cautivo, sino también furtivo. Pero prefiero más que cualquiera de ellos, robarte una ligera sonrisa. Sé lo ingrato que soy, sé que me desaparezco por varias semanas sin dar luces, pero no es porque me intereses menos, o porque haya dejado de quererte, es porque soy tan hiperactivo, -y también egoísta- que hago 2 o 3 o 10 cosas al mismo tiempo, pero siempre entre alguna de ellas estaré pensando en ti, así no estés en Lima, o yo haya salido una vez más del Perú.

Entonces cariño, eres mi chica con nombre de muñeca, notarás hemos trascendido a las edades, a las distancias, a la tecnología. Ya no te escribo de puño y letra, y te dejo mis cartas, hoy te envío un emoticono dándote un beso desde el móvil, sabiendo que me sonreirás, que en algún momento del día sabré de ti, que por muy jodido que pueda ser un día tuyo o siempre los míos, tendremos un refugio para los dos, casi como para guarecernos de la lluvia, y estando allí solos, mantenernos tibios, y sabernos cerca, que sería genial que con ello bastara para que todo el puto planeta se detenga y por fin se mueva a nuestra voluntad.

No pues, es que esto no sé si definirlo como el más puñetero y puro de los sentimientos, o la locura más incontrolable e insana que me viene aquejando más de 20 años, pero sea cual fuere la razón, dejaremos las definiciones de lado, que a veces tanta palabrería es innecesaria cuando un beso tuyo lo atrapo, y te aprieto contra mí. Allí es cuando el ciclo nuevamente se ha cerrado, cuando hablar se vuelve tan soso, que parece hacernos perder el tiempo. Debería agradecerte, o raptarte, no lo sé. Pero siempre buscaré consentirte como si fueras aún la nena de las colitas, pero ya no tiraré de ellas, sólo de tu cintura y siempre hacia mí. Ya no necesitaremos que nos midieran de espaldas para saber quién creció más ese verano, prefiero tenerte de frente, ya veré lo que hago.

Lanatta.


Escrito por

Gianfranco Lanatta

Cirujano, escritor, comunicador y crítico. Disfruto escribir, tanto como tratar a un paciente. Vivo en Madrid, y a veces por Lima.


Publicado en

hablalanatta

Si te molesta que sea sea crudo, lo siento.