Quise quedarme callado, quise no acusar o buscar culpables, pero mi indignación como médico es más fuerte, porque miles de peruanos morirán, y algunos sólo mirarán al costado 
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Escribo esto con rabia señora, escribo esto porque en éstas líneas, vomitaré el dolor que siento por una tragedia anunciada, por las miles de muertes, porque la sangre de tantos peruanos corrió sin algún enemigo fronterizo nos haya declarado guerra alguna, y porque responsables hay muchos, incluyéndola a usted señora.

El pensar en un virus tan lejano como que venía de China, hizo que todo occidente simplemente pensara más en los carnavales, en las olas del verano peruano, en disfrutar la Toscana italiana, o como yo, en comer mazapanes en Toledo. Era enero de 2020 y nadie en su lógica podía pensar hablar de virus, amenazas biológicas, cuarentenas globales. Eso siempre fue ciencia ficción, siempre aparecería The Rock y salvaría al mundo.

Pero hoy que los muertos en Perú comienzan a apestar, que tenemos un estado de emergencia que nos impide salir de casa por la cuarentena, y que hace que las labores productivas se detengan casi al 100%, me pregunto, ¿qué hicimos mal?

Probablemente más de uno se acordará de una promesa presidencial de tener 80 nuevos hospitales para el término de 2019 –y lo que vimos fueron inauguraciones del pintado de baños en algún centro de salud. Y sí pues, somos tercer mundo, no estamos en la OCDE, nuestros bonos no son tan valiosos, y luego del escándalo “Lava Jato” aprendimos que las autoridades fueron siempre corruptas.

Pero como país, nunca nos preocupamos de que el hospital llegue de verdad, que la posta tenga todos los medicamentos, que ese médico que sacaron, ya nunca más fue repuesto. Que las enfermeras no son médicos y no pueden suplir en labores de diagnóstico o receta. Yo lo he visto, acá en Lima, la capital peruana, enfermeras que con buena voluntad le dicen a la paciente: “tome un antiinflamatorio y tal antibiótico y vaya al hospital que acá no tenemos especialista”. Yo he visto como médico miles de veces ver llegar a la farmacia a un personaje X, con 10 soles temblando de fiebre y a la chica del mostrador –que no son químico farmacéuticas, sino solo vendedoras- venderles 1 antalgina y 1 antibiótico por 10 soles –obvio el antibiótico al precio más caro para sacar mejor comisión.

Yo veo en las clínicas, que hoy son un negocio mega lucrativo, venderles a los pacientes “días de observación” a costos ridículos -2000 soles o dólares- sólo por estar en una cama de clínica, comiendo menú de clínica y viendo canales de cable, porque el médico nunca les tomó ni el pulso, pero era mejor observar si era cólico menstrual o era una apendicitis, y ecografías, “y mejor que se quede en observación”, ¡toma ya!

También he visto a mis colegas en ESSALUD, rogando por equipos que nunca les dan, por instrumentales que “alguien” robó y que ya no hay para los procedimientos. Los hospitales del MINSA caerse a pedazos, con quirófanos menos estériles que el canil de mi mascota.

Hasta que esta crisis nos desnuda completamente, hasta que nos dimos cuenta que la salud, es necesaria y que no se soluciona con comerciales, con artistas, con ONG’s o consultoras. Que no hay una APP que nos cure de la fiebre, que el niñito con anemia no se curó tampoco, que la chica con TBC no se sanó por el informe de la consultora, y que el SIS de cobertura global, no aprobó siquiera la extracción dental de una jubilada.

Esta crisis no comenzó con Vizcarra, Humala o Fujimori, esta crisis se dio desde que los hospitales dejaron de hacerse, desde que los colegas médicos iban al hospital por su sueldo, pero trabajaban de verdad en el policlínico de “al frente”. Esto es que la compra de insumos, materiales e instrumental se le dio la buena pro a la empresa de tal amigo, de tal ong, y que le cabecearon al Estado.

Estos muertos señora, también cuentan porque a pesar de la cuarentena usted fue a la panadería a comprar su pan como todas las mañanas, y se encontró con la vecina, y se pusieron a chismosear, y que vino la otra vecina y dieron las 10 de la mañana y se despidieron a besos para irse a tomar el desayuno con la familia, para después irse al mercado y cotillear con la casera. Oh sí, mascarillas, guantes, lavado de manos, ¿para qué? ¡Si eso solo es para los enfermos!

Culpable eres tú también huevón, que te hiciste el surfer y te quitaste a la playa, o tú huevón que te volviste runner y te pusiste a correr en el parque.

No quiero ser fatalista, pero me jode, me jode que la gente muera, yo he jurado curar a las personas, hacer lo que sea por cuidar su vida y que todos mis esfuerzos sean preservarla. Los médicos no somos dioses, no podemos decidir quién vive o quién muere. Pero señora, si usted no se cuidó, y no cuidó a los suyos, es que éstas son vacaciones tontas donde no hay nada qué hacer, el mensaje no llegó y los muertos comenzarán su desfile. Y no serán pocos, y sí tocarán a su puerta.

Y tú Estado, tú nos diste la responsabilidad de irnos a una guerra en calzoncillos, slaps y serpentinas. Sin nada que hacer. Me jode que mis hermanos colegas míos, enfermeras que también están codo a codo con nosotros, se enfermen, y quizás se mueran. Tú Estado, no compraste pruebas suficientes, son casi 33 millones de peruanos, sin incluir el millón de venezolanos, ¿y compras un millón de pruebas rápidas? Ya lo dijo la OMS todos deberían pasar por la prueba rápida…lee bien TODOS, para que luego si hay un positivo pasar por el PCR.

No me regales ataúdes, porque se cremarán, no me des bolsitas de arroz o polos de campaña, tú Estado no produjiste antibióticos, antipiréticos, mascarillas, guantes, tú Estado nos pusiste en la línea de batalla con serpentinas, y los muertos siguieron desfilando.

Dulces sueños ESTADO PERUANO, y gracias por todos los muertos que hoy TÚ te cargas.

Lanatta