Señora, ¿usted se toca?, es más me queda claro, usted lo hace y se tocaba con los demás. El tema está en que desde hace 90 días nos dejamos de tocar, dejamos de usar el lenguaje corporal, ya no hablan las miradas, ya no chocamos las manos, ya no hay los abrazos, ni siquiera el golpe alentador en la espalda.  
can't touch this


¿Señora sabe una cosa? Estoy hasta las pelotas con el virus, con el covid19, con un país que se ralentiza y con la gente que se muere. Ojo, podría parecer que me quejo, y es la más absoluta verdad, me quejo, pero me quejo porque no planeo, ni quiero que esta insana “nueva realidad” como algunos huachafísimos periodistas osan llamarle a una situación, sin pies ni cabeza.

Ya sé, los peruanos hemos demostrado empuje, hemos aguantado terremotos, fenómenos del niño, presidentes borrachos, presidentes en las nubes o como ahora presidentes inexistentes, pero aquello del distanciamiento social, de saludarse con los codos, o ponernos entre nosotros pantallas de policarbonato como si todos tuvieran TBC, y estuviéramos en nivel de guerra bacteriológica….como que ya me cansó.

Por ejemplo, ayer fui al mercado, (sí señora yo voy al mercado también no sólo al súper), y me encontré con un par de amigos chocamos los codos, y quedamos en conversar por whatsapp. Ya el sólo hecho de habernos visto –y vivos- fue motivo para que nos pongamos alegres, pero antes eran las preguntas de rigor: “¿cuándo regresaste?, ¿cuándo entrenamos juntos? o la más normal de todas ¿oe’ unas chelas pa’ cuando?”. Esta vez nos reuníamos frente a una pantalla de seis pulgadas, tomando té o café, y preguntándonos por cómo estaba la familia, y los viejos. El cotilleo de siempre se cambió también, ya no se habla de “¿tú no sabes a quién ví saliendo con tal?”, o “¿te acuerdas de mi vecina la que estaba buena?”, ahora se habla de que tal vecino salió en bolsa, de que parece que toda la familia de tal está enferma, de que vieron el mapa y a dos casas hay un punto rojo, la putamadre ni con los chismes!

El entrar a un supermercado o al mismísimo mercado ya no es lo mismo, le toman a uno la temperatura, le ponen alcohol en gel, nos desinfectan los zapatos, y el de la entrada lo mira a uno con cara de miedo: “posible portador” ¡todos somos posibles portadores! Ese halo de suspicacia sobre todos los demás hace que, por ejemplo, al pagar a uno le reciban el dinero como si se tratara de un algodón humedecido en pus, o una toalla higiénica sangrante, con el mismísimo nivel de asco, y de hecho algunos negocios se resisten a recibir dinero –no tampoco es que no quieran cobrar- sino que prefieren la transferencia virtual o los monederos electrónicos. Si ya sé, que yo mismo, dije cuando esto comenzó que eso iba a pasar, pero no me gusta, no me acostumbro.

No me quiero ni imaginar cómo carajo, harán los adolescentes para invitar a salir por primera vez a una chica: ¿le pasarán un whatsapp? ¿será paja por videollamada? ¿ya no se sale?

Yo soy de la cultura del tocar, de que a los amigos se les saludó siempre chocando las manos, o dándose un abrazo. A las amigas un beso en la mejilla, a la familia el apretarse. ¿Cómo hostia se sale ahora a un telo? ¿se folla con la mica de policarbonato en medio? ¿antes de la penetración nos tomamos la temperatura, nos echamos cloro en los genitales y follamos con notex y mascarillas?

Al menos fuera de acá la gente regresa a la normalidad, al menos en Europa se juntan de nuevo, claro no es un buen ejemplo hablar de los daneses, porque no se parecen a los latinos en absolutamente nada. En España por lo menos, se puede regresar al bar de los amigos a por unas cañas, pero reservando turnos, guardando distancia, y si le escuchan toser medio local se irá por la ventana. Pero sigo con los daneses, ellos ni se saludan, son seres de otro planeta, creo que no discuten, no pelean, ni hablan –son putos telépatas.

Los brasileros –que se parecen en mucho a nosotros los peruanos, aparte de ser el país sudamericano con más muertos- pero que a diferencia de nosotros sigue produciendo, y la gente es verdad, se contagia y muere, pero es porque le tocaba, o era el covid, o el dengue, o el chikunguya, o la malaria, o incluso de anemia –de allí que nos parecemos tanto.

Pero los brasileros no dejan de salir, no dejan de caminar, no dejan de tocarse y ser. No me imagino a un carioca –habitante de Río- hablar con otro sin tocarle el brazo, el hombro o la cabeza a su interlocutor, ¡eso es imposible! Y sí, se mueren, y todos moriremos, y no somos inmortales, y los que sobrevivan, que cierren la puerta y apaguen la luz los últimos, pero no nos deshumanicemos en tan poco.

Ahora bien, leía al Nobel de química de 2013: Michael Levitt, y el tipo es un Nobel –ya sé podrían decirme que Vargas Llosa también, pero éste es de una rama científica, no se tiró a la tía, a la prima, ni a la mujer del amigo-, y la conclusión de un tipo de esa talla, es que, esto del mantenernos confinados tiene tan poca lógica, como si encerrar a las personas por una gripe se tratara. Claro ello aunado a ese pánico que le han metido en la cabeza a tanta gente, que hace unos días una amiga mía, me preguntó con casi la más absoluta solemnidad sobre mi opinión de las antenas 5G ¿5G? en qué momento tuvimos 1/8 de antena de 5G, ¡creo que ni siquiera las han licitado!

Señora cuidarse está bien, lavarse las manos, usar la mascarilla si está en concentraciones tan grandes de gente. Pero eso de bañarse en lejía, usar estos mamelucos o monos de taflán, notex o algo aún más impermeable, y mantenerse en cautiverio asumiéndose así más seguros, no es tan cierto. Nuestra esencia de humanos, el tocarnos, el darse un abrazo o un beso, no puede, ni debe variar. Lo próximo que nos queda es el famoso “cono del silencio” de Maxwell Smart que allá por los 70’s se aislaba para hablar con el jefe de Control –si nos ponemos en la línea de los conspiradores aquello de control, nuevo orden y demás tiene otras connotaciones- pero ir al restaurante en el cono del silencio, o al cine. ¿Y qué me dicen del gym? Donde sudamos, tosemos, estornudamos, gritamos y, hay que decirlo señora, pedorreamos.

¿Vamos a llevar nuestra cajita de toallitas con cloro para cada máquina usaremos ropa de notex alycrado?

Venga ya!

Lanatta