Ayer por el día del padre tuve dos llamadas que me motivaron este post señora, lamentablemente algunos padres la pasaron de una forma bizarra, unos buscando a sus hijos y otros escondiéndose de ellos. Como fuera, lo que aprendí ayer es que las malas artes son propias de personas incapaces de darse cuenta del daño que hacen, esa incapacidad o vesania daña a las personas que ellas mismas dicen querer.
c:\chalada


Señora, las personas cuando pasaron los 15 años ya no cambian más, salvo golpes tan fuertes, o situaciones tan dramáticas o fuertes, que lo hagan a uno virar. Pero lo normal es que, a ese adolescente de 15 años, hacerle cambiar su forma de razonar y entender, sea casi todo un proceso en el que intervengan terapias de shock, o una vida de shock. Mi abuelo de niño me decía que, si no me portaba bien, me iría a meter en el Leoncio Prado, la famosa escuela militar de Varguitas. Pero éste fin de semana he comprendido por un par de casos, que las personas no cambiarán, así sea el virus, el gobierno, la crisis o lo que fuera.

Primer caso es el del papá de una amiga mía, el tío lleva a cuestas su quinto matrimonio, él dice tener 80 años (ella cree es más), y su pareja actual casi 70. Se conocieron cuando él aún estaba casado con su tercera esposa, y tuvieron idas y venidas. Ayer mi amiga me llamaba desconsolada: “Lanatta, la mujer de mi padre le impide que yo, su única hija, hable con él, lo tiene casi secuestrado al punto que mi propio padre, me ha colgado el teléfono”. Y allí venía la historia de que su padre con la actual pareja que tiene, se había vuelto distante, y que ella asumía era por la actual pareja. Claro está, una persona a los 80 años, no creo que esté pensando en tener a una conejita de Playboy como el fenecido Hugh Hefner, y menos si la señora en cuestión tiene 70 abriles, el abuelo debe estar pensando en ahorrarse la enfermera, o jugando la ruleta de quién se enfría primero, pero en el ínterin, su única hija quedó al margen, supongo que es el peligro para la jovenzuela de 70, de que ella implica ser heredera y, por lo tanto, menos tajada de la torta (si es que queda algo).

Pero ayer mismo un amigo mío, me contaba otra historia al saludarlo por el día del padre. “Lanatta gracias por tu saludo, pero estoy demolido hermano, no veo a mi hijo hace 15 meses, primero porque la mamá me ha metido juicios inventados, juicios en los que siempre me pone como agresor, porque le hace mentir a mi hijo amenazándolo para que mienta ante policías y jueces”. Y me añade, “en el Perú la mujer se hace la víctima y hasta tienen un ministerio que las protege, pero esa misma mujer que se victimiza frente a las autoridades, es la que maltrata a mi hijo no sólo por impedirme verlo y estar con él, y que se sienta seguro del amor de su padre, sino que lo envenena día a día contra mí, y encima le pega, lo coacciona y amenaza”.

Mi amigo, me indica tiene casi 7 demandas por maltrato psicológico, demandas que, por un poder judicial raro, se sentencia sin pruebas, basta el dicho de una mujer y listo. Pero me cuenta tener un as bajo la manga, ese niño crecerá, llegará a los 18 años, y buscará a su padre, lo buscará porque la sangre llama, y allí él podrá demostrarle cada infundio, cada mentira que esa mala madre condujo. Y lo hará, no por venganza, lo hará porque las mentiras tienen patas cortas, y las calumnias que hoy le impiden verlo, deberán tener una demostración final, y esa verdad ser demostrada.

De allí que ayer me di cuenta señora, que el día del padre no es precisamente tan celebrado como el día de la madre. Porque lamentablemente, así como hay mujeres buenas, que son grandes madres, y excelentes esposas; hay también mujeres que pueden secuestrar sea al marido o a sus hijos. Esas personas no cambiarán, esas personas llevan un problema psiquiátrico dentro que: ora por conveniencia, ora por insania, simplemente no les importa ni la salud, ni la felicidad de quienes están a su lado, sólo les importa su interés.

No hay que gastarse en esas personas, no hay que invertir en esas personas, ni siquiera el valiosísimo tiempo, porque se asumen importantes, porque ése es su combustible. A mi amiga, me tocó decirle la verdad: “Flaca la señora en cuestión te está ahorrando la enfermera, o casa de reposo, está claro que tu viejo no va a cambiar, él está ahorrándose el pago de lavandera, cocinera, limpieza, jardinería y hasta veterinaria, porque créeme tendría que tener un perro al que hablarle o cuando menos un loro”.

A mi amigo, me tocó sólo solidarizarme con él, y convenir en que su plan era del todo sensato, la verdad siempre sale a flote, y esa persona que es capaz de coaccionar a su propio hijo, y de manipularlo, recibirá más temprano que tarde lo mismo de él. La vida suele ser eso, un ir y venir, de allí que mi abuela siempre sabía decía que no era bueno escupir al cielo, porque nos caerá en la cara.

¿Cambiar? Ninguna de esas dos mujeres cambiará, en su enfermiza forma de ver, ellas están haciendo lo que mejor les parece, los sentimientos no les importan, les fascina regodearse del daño que hacen o de proteger esos intereses que asumen como su legítimo derecho. El viejo de mi amiga morirá, y su legado será que su hija probablemente ni sepa dónde lo enterraron. Tampoco debería importarle, si un padre se dejó manipular a tal punto que olvidó a su hija, pues no merece esa flor en el cementerio.

La ex mujer de mi amigo, en cambio disfrutará su mentira, hasta que ese nene crezca, los niños ya no están tan incomunicados como antes, ése niño antes de lo que canta un gallo, buscará saber la verdad del otro lado, antes incluso de ser mayor de edad, y la decepción que se llevará sobre su propia madre al negarle el amor de su padre será tal, que esa señora no sabrá dónde esconder la cara. Pero lo que es peor, es que ese chico ya habrá sido destrozado por esa persona enferma, que tanto habló de maltratos psicológicos, cuando ella es quien destruyó al ser que más debió importarle en su vida como es su hijo.

Lanatta