Si hasta hace unas semanas el famoso chip Gates supuestamente iría a ser incluido en las vacunas -o quizás ser usado como el dosificador ya que la vacuna no dura mas que 6 meses. Elon Musk el "visionario" de Tesla y Starlink, nos sorprendería con el paso más claro al transhumanismo, y por cierto, al control total. 
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Una invitación me llegaba hace dos semanas para un evento que calificaban de trascendental. La invitación me llegaba por encargo de uno de los laboratorios más importantes del mundo en el campo de la estética. Deberíamos confirmar la asistencia en el plazo de menos de 48 horas. Se recogería a cada doctor de la dirección que proporcionemos, en un vehículo sanitizado. Luego de llegados al hotel del evento al que ingresábamos directamente desde el parking subterráneo, subíamos al mezzanine con cámaras térmicas que mágicamente no sólo daban nuestra temperatura, nos tenían etiquetados, donde unas simpáticas impulsadoras nos registraban y hacían esperar para pasar por una prueba de esputo –saliva- para detectar Covid 19 (se suponía que esa prueba está en fase aún experimental, pero no sería lo primero que me sorprendería).

La prueba simplemente cambiaba a tono rosa en todos los casos, sólo algunos colegas que dieron color azul, fueron invitados a regresar al vehículo. Pasábamos a una antesala donde un agente de seguridad nos pasaba un escáner, y nos hacía poner todos nuestros equipos desde teléfonos, tabletas o incluso relojes inteligentes, en una bolsa lacrada que rotulaban con nuestro nombre. Luego de ello nos invitaron a acomodarnos en una de las salas del hotel, como en cualquier congreso, con el sólo detalle de que no habría un expositor, habría una videopresentación.

La presentación la daba ni más ni menos que el mismísimo Elon Musk, el mismísimo CEO de Tesla y Starlink. No era una presentación de autos, no era tampoco para ofrecernos una conexión de internet satelital. Musk se dirigía a miles de médicos a nivel global en una presentación de lo que él ha bautizado como Neuralink.

Neuralink en la presentación de Musk, no es otra cosa que un chip que se coloca a través de un robot sobre el córtex cerebral, buscando generar distintos tipos de resultados, desde reducir el stress, la ansiedad o la depresión, hasta combatir las contracturas musculares, correcciones posturales e incluso mejora del oído. Nos mostró experimentos hechos con cerdos, y luego mostró con orgullo tanto el dispositivo (del tamaño de una moneda de 50 céntimos) que se coloca sobre la corteza cerebral y del mismísimo robot que realiza la cirugía –claro en teoría con la supervisión de un neurocirujano, pero la realidad es que en todos los ejemplos el robot operó absolutamente solo.

El dispositivo es recargable como si de un celular se tratara con opciones de carga alámbrica e inalámbrica, y se conecta a nuestro cerebro a través de pequeños cables muchísimo más finos que un cabello humano y que extrañamente llegan a la cantidad de 1064 (recordemos que en sistemas informáticos el 1064 es la unidad básica así hablemos de bytes, KBs, MBs, etc.). Estos conectores lo que buscan es aplicar pequeñas descargas en la superficie cerebral para corregir o “mejorar” todos los problemas descritos.

De hecho, el dispositivo podría tener una cierta familiaridad con dispositivos previos ideados para tratar algunas enfermedades neurológicas como el Parkinson. Pero el detalle es que el dispositivo tiene entre sus capacidades la vinculación con nuestro número telefónico o de transferir información vía Wi-Fi a los servidores de Neuralink para un adecuado proceso de retroalimentación.

El seminario que demoró casi 12 horas, con la participación de todo el equipo de Neuralink, muchos colegas neurólogos, y un Elon Musk algo “nervioso”. Nos daba cuenta de que, si por ejemplo, tenemos pacientes tan tensos que tienen marcas de expresión en la frente o cualquier otra parte del rostro, o que rechinan los dientes, o incluso que tienen tics o algunos tipos de parálisis, Neuralink los solucionaría. En pocas palabras, adiós Botox hola Neuralink.

Ahora bien mi lado médico estaba sorprendido, mi lado escéptico comenzó a generar algunas dudas. Las dudas vienen desde hace un buen tiempo, hoy nadie cree en el filantropismo de Bill Gates, todos hablan de sus deseos de dominar el mundo con vacunas y chips integrados, pero ¿no sería más fácil ponernos un Neuralink? Señora, usted que me lee, bien sabe que me dedico al mundo de la estética y la cirugía desde hace 20 años. Sabemos que en la estética los tratamientos de hoy, serán las iatrogenias del mañana –como con las bichectomías, los implantes de PMMA, etc. Pero ¿qué pasaría si una persona que tiene acceso a un implante límbico “amigable” que le evitará tomar el Prozac, el Rivotril o el Xanax, de pronto, sirve para algo más? ¿Qué pasaría si aparte de controlar esas variaciones en la salud mental, pudieran por ejemplo mejorar esas arrugas del rostro, claro todo por un módico precio, o quizás una suscripción?

Ojo, Neuralink en ningún momento dice no poder hacerlo, de hecho, se plantearon en la conferencia la posibilidad de que un amplísimo rango de mejoras se pueda dar en el ser humano, supongo que, si se da una estimulación cortical superficial, y ellos indican que quieren hacer una estimulación profunda, sólo quedaría la estimulación hipofisiaria (rendimiento deportivo, físico, sexual, crecimiento, y de todas las hormonas existentes en el ser humano). Pero también, de una forma muy sencilla se podrían generar cambios, quizás si eres muy contestatario o problemático para el sistema, quizás puedan “mejorar tu actitud frente al gobierno”, y ¿qué tal si se puede conectar tu implante, tu móvil y tu ordenador? El Gran Hermano sabría de ti, te tendría completamente controlado y manipulado.

Ya no hablamos de privacidad como aquella “publicidad personalizada” que nos vendían a finales de la década pasada, ahora es mucho más inteligente, mucho más profundo también. ¿Qué pasaría si un estado declara la obligatoriedad del implante, sea porque nos encuentran problemas neurológicos al nacer, o porque algún problema psiquiátrico se nos inventa? ¡Nada difícil, señora! Sólo que, al inicio, seremos los voluntarios en implantarnos, para luego muy probablemente volverse algo obligatorio.

¿Qué pasará cuando un servidor Starlink reciba la orden de aumentar la descarga en el cerebro de algún humano con Neuralink? Causa de muerte: paro cardiaco. Oh, nada de lo que debamos preocuparnos, seguro no se supo que había un problema cardiaco con aquel disidente.

Neuralink, aún no tiene la aprobación de la FDA, claro los millones de dólares pueden inclinar la balanza. ¿Se imaginan un chip Gates y un Neuralink Musk en un mismo ser humano? El transhumanismo llegó para quedarse, o aún mejor, para “instalarse” entre nosotros. Eso sí les cuento, cualquiera de estos dispositivos como le comentaba a un amigo días atrás es susceptible de ser desconectado por una simple descarga eléctrica, vamos los que somos frikis de sistemas y ordenadores sabemos que simplemente una descarga quema el procesador y lo inutiliza, ¿será esa nuestra arma del futuro?

Lanatta