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https://soundcloud.com/gianfranco-lanatta/habla-lanatta-s1-e1-el-pretendiente

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La radio en el auto, ponía a unos muy viejos conocidos míos a los Foo Fighters –los mismos que tocaron con el malogrado Kurt Cobain, en esa banda mítica de los noventa como fue Nirvana- una canción que dice a la letra “¿Qué pasa si digo que no soy como los demás? / ¿Qué pasa si digo que no soy uno más de tus juegos? … ¿Qué pasa si digo que nunca me rendiré?”. Y es verdad, soy el pretendiente, soy el que nunca se rinde, soy el que no se conforma, bah, ya lo sabes, te lo he repetido tanto. ¿Y sabes? Me quedé pensando en aquello que te dije hace unos días, no es un ganador el que haya estado entre tus piernas, porque quizás te haya enamorado, quizás te haya conquistado, quizás simplemente te dio ganas y vamos somos humanos. Yo como caballero no podré jamás decir algo de alguien que estuvo conmigo –sí muy viejo eso de decir caballero, quizás con tanto tema feminista a ultranza que odian el que los hombres seamos caballerosos.

Pero obviaré el tema de los feminismos y las caballerosidades, me enfocaré en lo que te decía, ¿vale la pena el tipo que vive contigo? Quizás en su momento sí, quizás en su momento, te pareció el mejor plan de tu vida juntarte con él, ya sé no están casados, ya sé podríamos decir es una unión de hecho, un estar en pareja sin papeles de por medio, y quizás con obligaciones, entre ustedes que deben cumplirse, acuerdos implícitos que ambos optaron por respetar, pero sosteniendo una libertad, un libertad que no implica atadura, una libertad que simplemente cuando alguno de los dos decida, simplemente deja de tener valor, y a otra cosa mariposa.

Pero insisto, no voy a ahondar en el tema, ya sé me podrás decir soy parte interesada, mi opinión no es precisamente imparcial. Soy tan poco imparcial, que me jode cada vez que el tipo hace algo contra tuyo sea por joderte, o porque el tipo está de mala leche. Sí claro, soy el pretendiente, soy el puto pretendiente que no se cansa de decirte que le gustas, soy el que así sean unos minutos o todas las horas que pasamos conversando busca que te sientas bien, busca que estés cómoda, busca que de alguna forma quieras ser más mía.

Ya lo sé, podría parecer drama, vamos pongámonos todos a llorar, vamos a decir ¡qué historia de mierda, qué tristeza! Los dos podrían estar juntos y ser felices para siempre. Pero dije, no soy al que le importa la historia previa, soy al que le importa éste momento y de allí en más, lo que venga por delante. Entonces allí viene mi papel de retador, de no conformarse, de querer más, de buscar provocarte más, de que quizás tu elección de ese momento “adecuada” hoy te la piensas mucho, hoy no somos amigos, vamos eso de decir “amigos” es tan trillado como decir que tu gemido es una risa. Sería tan hipócrita si te digo que no me jode que vivas con él, que estemos siempre así en la sombra, así más o menos escondidos. Amantes podría decir, adúlteros gritarían los puritanos, humanos gritarían los extraterrestres. Los títulos sinceramente me la sudan. Es verdad, debo cuidar algunos detalles, ya sé aquello de llamarte en una noche, no va. Aquello de buscarte y tocar la puerta de tu casa, ni drogado. Son limitaciones que las conocemos, son limitaciones que puede que jodan, pero son esas reglas que aparecieron cuando te dije que me gustas, y me dijiste que te encanto.

¿Me jode? No puedo decir que no, no puedo decir que no me joda. Claro que me jode, me jode que “tu pareja” pueda acercarse a ti en cualquier momento, que tenga los derechos, que pueda pedirte “lo suyo”, que te increpe para que pases momentos con él. Sin duda me jode. Y te juro, yo no aparecí en tu vida con la intención de joderla, no aparecí buscando joder a nadie, romper relación alguna o ser el que se meta en el camino de nadie. Pero, no puedo negar, que cuando apareciste en mi vida fue simplemente ese ¡click, click, boom! ¿Que cómo lo lograste?, no tengo la menor idea, que cómo descifraste mis códigos, es que no suelo publicarlos. Ya sabes me jacto de mis niveles de seguridad, pero también sé de los tuyos, de esa coraza infranqueable que te impusiste desde hace mucho, de ese negarte para tantos, pero, sobre todo, de cubrirte evitando daños colaterales, de que no sea alguien capaz de dañarte, afectarte o simplemente joderte.

Y te diré que sé con seguridad que muchos de esos muros de fuego, de esa coraza de 7 llaves me las he pasado olímpicamente, quizás porque sabes que no busco dañarte, es más no sólo lo sabes, sino que lo sientes. Y a eso añádele algo, puedo ser aquel loco calato, ese locón que no te esperabas a ese nivel, si pues, el doctor tan serio para los pacientes de pronto se vuelve otro por ti, no es un tema de variación de personalidad, es que contigo me permito ser auténtico, ser quien soy, para bien y para mal. Y claro, no me dirás cuándo las 7 llaves las habré roto, o cuando sentirás más, porque es el mecanismo de defensa aprendido, es la lógica, no quieres exponerte. Pero es que los títulos son para los diarios o para este viejo blog, pero lo que se hace dentro, no me lo quita nadie, lo que hago yo en ti y tú en mí, son esos pasos de gigantes, que nadie acreditaría.

Sentir mi niña, no es algo que caiga del cielo, no es algo que simplemente surja espontáneamente, nadie regala afectos y amores, aunque debo decir con seguridad que en segundos la conexión se dio a tan alta velocidad, que nadie lo creería. Pero, así como me reconozco el loco calato, quiero esa loca deliciosa que eres en tu versión original, no la lady, no “la seño”, no la versión sin azúcar, por el contrario, quiero tu versión azucarada, llena de ese dulce que sabes ser, porque créeme sé lo dulce que eres, sin haber aún disfrutado de esa dulzura, pero convencido –llámame pretencioso- que esa dulzura la veré en tus ojos, en ese brillo maravilloso, que sé entender a la perfección. Total, soy el pretendiente.

Lanatta