Ya terminada la resaca de San Valentín, del día del amor, de los novios de la pareja y 5 hostias más, que éste año entre pandemias y cuarentenas ha mandado a tomar por saco a todos los hoteles, hostales, albergues transitorios, moteles y demás, así como a los restaurantes, discotecas y demás centros de esparcimiento –cosa que me parece un desastre económico. Conversaba hoy con una ex –que sí señora que con muchas Ex también nos saludamos por San Valentín pues seguimos siendo amigos, de hecho, a mi mejor amigo, le llamé para decirle un “te amo” sin mariconadas. Pero el tema está en que mi Ex es una mujer con quien yo he tenido el lujo de aprender mucho, y creo que ella conmigo también. Es una persona con la que el tema de conversación es tan amplio que se puede hablar de política, economía, religión, arte, hasta temas de parapsicología, películas y dibujos animados. Siempre me ha catalogado como que yo soy el “Lanatta locón calato”, pero en el sentido de que siempre le saco la vuelta a los aspectos críticos, para con toques de ironía y sarcasmo reír de la realidad, que o nos tomamos la realidad como una suerte dolorosa y pesimista, o nos ponemos irreverentes y nos reímos de ella, total, mientras haya vida algo de esperanza y optimismo se puede tener, y si no, por lo menos me reí.
Locon


Y nos hemos reído de mucho, hemos extrañado aquel viejísimo Bubblicious que nos vendían en la puerta del colegio –una goma de mascar con relleno líquido, que uno flipaba. Me hizo recordar los viejos cassettes que había encontrado que yo le grababa a una ex novia con “mi música” –usualmente baladas de heavy metal- y con mensajillos que le metía, y que sea porque terminamos, o porque se me extraviaron no envié. Y hasta nos pusimos a conversar sobre aquel paseo que nos dimos con una mochila cada uno, subiéndonos a buses interprovinciales de diversos tipos y colores y terminar en Guayaquil, en una fiesta electrónica de un cubano al que le caímos bien por mi forma de reír –no es broma el juajuajua es cierto- y ello porque le caí al tipo tan en gracia que nos invitó a una fiesta en el Yatch de Guayaquil.

Pero hacía memoria con ella, y sí pues yo sigo siendo el “locón calato”, de hecho, a una ex novia mía, su ex pareja le advirtió de mi pésima fama: “no te metas con Lanatta es muy loco, y todas sus mujeres son locas”. Razón no le faltó al colega, no he tenido una novia que se jacte de ejercer la cordura como eslogan. Es verdad, habré tenido dos o tres novias muy bien portaditas.

Charlie, la nena del Santa Úrsula –colegio peruano alemán de “señoritas”- a la que enamoré con pasión, que me besó con muy buenos modales, que era súper inteligente y guapa, pero que sexualmente era tan aburrida que ha sido a una de las pocas personas en mi vida a la que le dije que no me la mamara, de hecho, lo hacía tan mal –o tan fingido- que hacía ruidos como si de una película porno se tratara, y quizás para muchos ello les hubiera conformado y hasta conducido a eyacular, pero yo no funciono así, yo soy el lujurioso y lascivo, el que va más con movimientos, miradas, roces y juegos de intensidades. Y ella en ello, era muy tímida o deficiente. ¡Tremendo fracaso, señora!

Patroska, loca, pero loca. Habíamos sido enamorados por unos meses, pero la historia terminó, digamos por una incompatibilidad de caracteres, los juegos de celos que me hizo fue lo que me cansó y mucho. Me celaba con todas las mujeres, es más, había casos en los que ella “veía” que la fulanita era una “resbalosa” conmigo, o la “sutanita” tan gentil y amable, o porque a su mejor amiga le dije “te adoro” –porque me hizo el favor de anotar toda una clase a la que yo falté, y luego darme sus apuntes para fotocopiarlos- ¡puff! Es que la odió a muerte, a tal punto que me decía que siempre tenía la sospecha que entre su mejor amiga y yo teníamos algo, ¿en serio tía? Y ya lo que hizo de mandarme a la amiga de su hermana –que estaba buena, pero buena- a ponerse juguetona conmigo en una reunión, sólo para ver si caía, es que ya fue demasiado. Pero allí el tema no terminó, meses después ya habiendo terminado, estando yo con otra pareja, y saliendo de una clase de noche, a la que mi nueva pareja me fue a buscar en su coche, nos hizo el numerito, que por ella le había dejado que, si era sólo una niña, que ella había hecho conmigo cosas de grandes, que ella ni en toda su vida haría. Aún así, nos llamamos con la Patroska, aún me río de ello con ella.

Nina quizás fue lo más loco y zafado del mundo que tuve, la famosa chica ESAN, la MBA de UCLA, con ella tuvimos una relación graciosa, que nació en Lima, continuó en Buenos Aires y regresó a Lima. Las ventajas de pertenecer a la entonces LAN. Pero de que era loca, lo era y mucho, pero en ello conectábamos muy bien. No sólo en el aspecto sexual que era a mi forma y medida, sino que se nos ocurría irnos a un concierto de ACDC y a pesar de estar en cancha al fondo y terminar de los primeros pegados al escenario, o hacer teatro callejero en el Buenos Aires Design y poner un sombrero como si fuéramos artistas callejeros, y en realidad sólo estábamos representando una discusión y que a la gente le gustó tanto, que ese día nos aplaudieron a rabiar, el sombrero quedó lleno, y terminamos comprando un par de Malbec reserva y comiendo calzone y riéndonos. Pero Nina así como tenía esas altas tenía momentos en los que se apagaba, y costaba mucho sacarla de esos momentos depresivos. Entendí que en muchos de los casos sólo necesitaba que yo hiciera lo necesario para dedicarme más a ella, pero en otros en los que se aislaba mucho, no me daba espacio a entrar. Esa parte me hacía muy infeliz, y a pesar de rodar por dos países, llegando a Lima por última vez, nos besábamos fuerte en el viejo Mango’s de Larcomar para despedirnos. Muchos años después nos vimos en la casa de una amiga en común, había dejado todo para ser una “influencer” y le iba genial, claro yo de influencer las pelotas, pero sí que nos reímos mucho, y como siempre “¡Ah Lanatta, qué locura!” con risa cómplice de por medio.

Lanatta