Señora a veces ocurren historias que marcan, amores que nos hacen, y amores que no se deshacen, sino que simplemente mutan a un estado nuevo a una dimensión ulterior al amor, a ese punto en el que hoy le hablaré a alguien.
Rosa y mármol

Hoy desperté abrazado a ella te contaré, llevo varias noches despertando a su lado, no lo digo en plan de pica, tampoco en plan de buscar incomodarte. Quisiera llamarte a algún número telefónico y sentarme a contarte lo que me pasa, quizás podría ser una larga videollamada como aquella primera vez que hicimos una y que me dejaste babeando con tu camiseta blanca, sin sujetador trasluciendo tus enormes y novísimos senos talle 38 C.

Pero ya no puedo volver a ti, ya no estás acá, ni aquí. Ya no puedo jorobarte diciendo que estás tan buena que te miran tíos y tías por igual. Hoy ella está acá, hoy ella me hace sentir esas cosas que pensé que iba a olvidar y que busqué enterrar, o mejor aún, incinerar, porque amar y doler van de la mano, y entonces, mi decisión fácil luego de tu partida fue la de no volver a amar, que mejor estaba así, tantos años siendo el pistolero solitario habían sido alterados por ti, por tu aparición súbita, porque de pronto llegabas un día a revolucionar, y a cambiar mi vida.

Y me dolió cuando te fuiste, me dolió el que no pude hacer nada por detenerte, el que simplemente el término irreversible, pasó a convertirse en un para siempre. Y decidí ser cobarde. Decidí que, para tipos como yo, el amor duele, el amor jode, el amor es un sentimiento que me vuelve muy dependiente, que necesito de él, que me vuelve un yonki buscando su chute de amor en cada instante.

Ya sé, estaría siendo un miedoso, pero es mejor ser un miedoso sentimental, que un aventurero emotivo. Y cuando te fuiste, junto a ti dejaría de querer amar y ser amado. No negaré me metí en distintas situaciones, particularmente más que situaciones: sensaciones. Una más temeraria que la otra, cambiar el amor por otras sensaciones es como pasar de la cocaína a por una valeriana. Sabes que no se sentirá igual, simplemente será distinto.

Así el dolor desaparecía, el dolor se extinguía, no me olvidé de ti, simplemente guardé pulcramente tu luto, decidí ir poniendo tus recuerdos en un cajón inmenso en mi cobertizo. Sin duda quienes pasaron eran sólo imitaciones, era como cuando comí a tu lado ese ceviche de lenguado preparado por el Chez Wong en el Costanera 700, después de ese ceviche simplemente todos los demás sabores que probaría en mi vida al que les llamaban ceviche, eran burdas imitaciones, pretensiones que me harían siempre notar que faltaba tal ingrediente, tal intensidad, tal sabor. Y vamos comparaciones odiosas, comparaciones que siempre te ponían como un referente, como un tiene “esto” pero le falta tanto, y finalmente culminaban en situaciones en las que a lo mucho se podía decir un “me gustas”, sin mayores implicaciones.

El pensar en un afecto intenso, se iba alejando entonces, se iba diluyendo aún más entre esos constantes viajes que decidí hacer, en el perderme en la península ibérica y luego en la itálica. Claro el cirujano que en mi yace, siempre estaría dispuesto a calzarse los guantes de látex, tomar la hoja # 15 y con la dosis adecuada de anestesia comenzar el procedimiento, sea en el quirófano más chulo de Palma de Mallorca, en la consulta ambulatoria en Madrid, o en la mesa de algún veterinario conocido en algún rincón de Lombardía o Emilia Romaña.

Cero afectos, cero situaciones en las que pensar para el día siguiente con esa misma persona. El pragmatismo al ciento por ciento. Pero tocó volver a ese Perú, a esa gris Lima, a caminar por la ciudad de la furia, donde el olor de anticuchos, se confunde hoy con mototaxis, motociclistas de delivery, motochorros y sicarios. Esa Lima que es amor odio para mí, de la que pretendí siempre olvidarme y mudar de mi vida para llamarle hogar a otra ciudad. Pero es así, como en esa Lima de las chichas, cumbias, salsas, huaynos y demás músicas que jamás entenderé, un día ella aparecía.

Y entre miradas, y juegos de labios, creí que podía enamorarme de nuevo. Y así comenzó un tema de idas y venidas, una situación en la que de pronto el tema de sentimientos comenzó a fluir a velocidades que no calculé, ni esperé, simplemente se comenzaron a dar. Un día le conté de ti, de hecho, le conté al mundo sobre ti, y de paso a ella, no quería que sonara a que hablo de mi “ex”, simplemente quería que sepa el por qué amar para mí resultaba tan complicado y difícil.

Pero, no se hizo de tema alguno, simplemente continuó, y a pesar que a veces la relación parece más la montaña rusa del PortAventura cerca de Tarragona, no te miento que el mirarle a los ojos hace que de pronto todo se detenga, que se me nublen los ojos, y que de pronto me sienta feliz. Ya sé, hablar de felicidad fue algo que pensé y prometí que sólo llevaría tu nombre. Pero, sé que allá donde estés me quieres también feliz, y que quizás tú también lo seas por mí.

No pensaba escribirte hoy, pero es que de pronto el último fin de semana hizo que viera las cosas desde una óptica distinta, quizás siento que ella sea la jeringuilla de esos chutes que me hicieron falta, quizás su forma de ser sea tan distinta que ni siquiera me atrevo a hacer alguna comparación. Eso sí, esa mala costumbre tuya de hablarles con deferencia a las vendedoras y decirles “reina o corazón” y que yo heredé como una buena forma de dirigirme a las personas, a ella le genera urticaria, y claro tiene sus razones, intento formatear el disco duro de todas las formas, créeme he comprendido que quizás el amor no es sólo ese dar y recibir, sino estar en una especie de negociación constante. Claro a todos nos gustaría que nuestra pareja sea tan perfecta que tuviera la respuesta correcta, la actitud clara y que incluso para nuestros engreimientos correspondiera adecuadamente, pero claro, a veces los engreimientos y caprichos, pueden dar espacio a la razón, y en ese razonar juntos vislumbrar lo bueno que se tiene, y que se puede ir logrando como dos puños juntos.

El tiempo lo dirá, hoy dejo una rosa roja, como el labial que adoraba en ti, en este trozo de mármol que lleva tu nombre.

Lanatta