Iría a escribir una historia, o como es el caso actual, narrarla. Pero hoy día sólo me sentaré a contarle algo mío, y en estos casos es mejor contarlo como es, que muy a pesar que causaré un cierto incendio, señora usted bien sabe que soy una tea humana.
RED bull

Conversé hace más de un año con una paciente mía, muy aficionada al tema esotérico y de asuntos a los que personalmente nunca he prestado atención, intención o, siquiera, interés. “Vamos Lanatta comprenderás que millones de personas en el mundo confían en los astros desde hace miles de años”. Me dijo. Y claro yo le di mi punto de vista práctico en el tema. Por supuesto, por ejemplo: el sol nos podrá dar las estaciones y también una tormenta solar acabar con nuestras comunicaciones. La luna influye sobre las mareas de una forma tal que sin ella probablemente Lima comenzaría a la altura del Jockey Plaza. Y claro está, no precisamente porque millones de personas hagan tal o cual cosa, yo la haré. Pero claro, yo hablo de astronomía y ella de astrología. Una es una ciencia comprobada, y la otra…pues siendo muy “empático”, pues una interpretación surrealista -listo primer incendio iniciado.

Ojo, sé que tengo un signo astrológico y, de hecho, más de una persona con la que conversé en mi vida me dijo “uh Lanatta, los escorpianos son de temer. No sé si soy de temer por haber nacido bajo el signo del escorpión. Pero en todo caso como paciente mía, debo darle esos 10 minutos de charla. Y claro me recomendó me hiciera una carta astral que eso me puede ayudar para mi presente y futuro. Y hasta se ofreció a hacerme un “estudio” -completamente gratuito, porque ella es aficionada y le gusta el temita.

Honestamente señora, no le di nada de importancia adicional. Al punto que cuando la susodicha paciente llegó, le pregunté por detalles de su familia -que anoto en el historial- para que no se me escape el tema de personalización. Pero a ella el tema le había atraído tanto que lo había hecho con todo su interés y me trajo todo un archivo que me lo pasó por WhatsApp como si fuera un documento clasificado de la CIA. Y claro me añadió aquello de “míralo con calma y detenimiento”. Claro yo el curioso del planeta, al que le ponían el cebo.

Al llegar abrí el documento en laptop. Que la casa de aquí, que la casa de acá, que la posición de Urano, de Venus y Júpiter. Ni idea de lo que eso significaba. Pero pasé a un tema medio interesante, ponía signos compatibles, para el trabajo cáncer; para el estudio géminis; para el dinero sagitario y para el amor tauro.

De acuerdo, dije que éste iba a ser un momento personal, y rebobinando mi vida en el viejo DVD, mi primera novia y amor era ¡oh coincidencia! una taurina -venga el segundo incendio. He hablado tanto de ella señora, que a pesar de los años nos seguimos dando esa importancia entre los dos. No importa donde yo esté, o donde esté ella. Ella será siempre la número uno, a la que escribí cartas de amor -sí esas cosas que llevaban puño y letra-, a la que aluciné de mil formas, a la que besé de tantas otras.

Y taurina fue también aquella mujer con quien detuve mi vida, con quien me mudé y osé iniciar una vida jodidamente juntos, que he amado sin cálculos, ni medidas, y que muy a pesar de ese amor que le profesé, hubo un día que terminar, que llegaba a ser invasiva, que amar es entregar completamente, pero llegados a un cierto punto, si el amor se da desde un lado y uno entrega sin recibir en igualdad de condiciones, el amor se envilece, y lamentablemente el sabor que queda después de cada riña es el de querer distanciarse sin dolor. Olé nos fuimos por el tercer incendio, ¡hat trick señora!

Ojo no voy a negar señora que aceptar los amores no es que me resulte algo difícil, yo soy el tipo que lleva con orgullo aquellos amores que pasaron por mi vida. Que hayan dolido cuando se terminaron, eso será menester de cada uno el llevar el duelo y el manejo del dolor, pero de cada persona a la que amé no he renegado nunca de ella. Me he sentido orgulloso de esa persona a la que le dije amar, con la que soñé algo bonito, y con quien en algún momento me despedí.

Ojo, sí debo decir que quizás por esa modestísima experiencia que tengo con las chicas taurinas, debo reconocer que son increíblemente amorosas, sensuales, dulces y por alguna loca razón, son con quienes he podido vislumbrar un futuro y ciertamente he tenido el empuje y las ganas por apostar a que ello se diera. Que los avatares del destino no lo hayan permitido, es quizás una de esas jugadas en las que caí. Pero también debo reconocer que no todo son flores.

Una chica taurina definitivamente es controladora. Hiper controladora -¡vamos Lanatta genio cuarto incendio a lo bonzo! No, es que, si pudieran decidir la temperatura, humedad relativa y hasta nivel de radiación UV de cada día, sería para ellas perfecto. Eso incluye desde la forma en poner el cepillo de dientes en el lavabo, la posición de las camisetas en el armario y hasta la forma correcta de hacer caca. Entonces yo como jodidísimo escorpión que soy, soy el caos para esos menesteres, porque aquello de tener un controlador satelital a quien reportar mis movimientos, o incluso tener que ir dando ubicaciones satelitales como si fuera el encargo que viene por correo, como que desgasta.

El otro punto es que si bien es cierto en el aspecto sexual no hay pierde entre ambos -y ello es bueno desde el primer momento-, y que la forma de coincidir en pareceres, formas y demás es buenísima. La comunicación suele tender a ser mal interpretada con mucha facilidad. Ojo se puede hablar el mismo idioma, pero dependiendo del momento lo que se dijo en tono de broma tantas veces, puede ser motivo de una bronca que incendie capillas, parroquianos y arzobispos. Y aquello que daba el aspecto de ser ciertamente romántico, se vuelve una forma de control.

La relación puede ser perfecta si ambos pueden ceder un poco de su parte -como en todo. Pero las chicas tauro querrán el control desde los contactos del móvil, correos electrónicos, redes sociales, amigos y hasta de la puñetera familia. Claro siempre habrá un muy buen justificante, es que claro el enamorado escorpión querrá siempre darle las tranquilidades y satisfacciones de que uno está enfocado en la relación. Pero cuando se llega a ese punto de buenas justificantes, y no dar lo mismo -el ejemplo del móvil es el clásico, la chica taurina querrá saberse la contraseña hasta del wifi, pero si uno le pide en reciprocidad el suyo, será como desencriptar un mensaje de los rusos.

Entonces señora, debo hacerle caso a los ¿astros?, ¿a la astrología?, ¿a la carta natal? ¿Podría ser acaso que nuevamente los azares del destino me lleven a la piel de alguna taurina? ¿O debería regresar de rodillas a esa taurina que amé con locura, y darle el control de mi móvil, de mis contactos y hasta de mi perro? No me odie señora, debo ir a apagar los incendios de hoy.

Lanatta.